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Volumen 9, número 1
Mar / Abr 2011 . vol. 9 / núm. 1

WASHINGTON REPORT Las farmacéuticas enfrentan un nuevo panorama político

La ventaja Republicana en el Congreso crea incertidumbre para la reforma de salud, la regulación de fármacos y la investigación biomédica.

Por Jill Wechsler

WASHINGTON REPORT

Jill Wechsler

La ventaja Republicana en el Congreso crea incertidumbre para la reforma de salud, la regulación de fármacos y la investigación biomédica.


La ola Republicana que barrió a muchos de los Demócratas que habían permanecido mucho tiempo fuera del Congreso y de las casas del gobierno el mes pasado genera retos poco usuales para los fabricantes farmacéuticos. Mientras que el lento paso de la recuperación económica y el elevado desempleo fueron los temas principales que agitaron el descontento de los votantes, la reforma de salud surgió como un factor de decisión cuando los descontentos estadounidenses acudieron a las urnas.
Con nuevos líderes controlando la Cámara de Diputados, y los Demócratas manteniendo una mayoría más estrecha en el Senado, los Republicanos estarán buscando cumplir las promesas para cortar el gasto del gobierno y revocar o modificar lo que llaman la “Obamacare”. Esto no será una tarea fácil, ya que muchas provisiones del Acta de Cuidado Accesible (ACA) son altamente populares, incluyendo el cierre del “donut hole” en el beneficio de fármacos de Medicare, lo que requiere que las aseguradoras cubran a los pacientes con condiciones pre-existentes y dando créditos fiscales para los pequeños negocios que adquieren cobertura para los empleados. Hay un amplio respaldo para la aprobación de versiones similares de terapias biotecnológicas que serán más costeables para los pacientes, una provisión defendida por los consumidores y por los fabricantes biofarmacéuticos también.

PhRMA tiene esperanzas de que los Republicando respondan a las preocupaciones acerca de la excesiva regulación.

Para satisfacer a los candidatos que actuaron con éxito contra el Obamacare, los nuevos líderes de la Cámara están preparándose para una votación que revoque la reforma de salud a principios del año. Este movimiento sería en gran medida un gesto simbólico porque es improbable que pase el Senado o que invalide el veto de Obama. Las compañías de fármacos y las aseguradoras están ansiosos de extender la cobertura a los 30 millones de estadounidenses no asegurados con el fin de expandir los mercados y el mandato individual es clave para lograr este objetivo; sin alguna penalización por no estar asegurado, los consumidores esperarán hasta que estén enfermos para adquirir el seguro de salud, y las primas se elevarán. El escenario del peor caso para los fabricantes biofarmacéuticos es que la expansión prometida en la cobertura de salud se evapore, dejando a las compañías con tarifas y descuentos adicionales, e incertidumbre considerable acerca del reembolso para las nuevas terapias que son costosas de desarrollar.

Cortes y revisiones
En lugar de la revocación mayoritaria del ACA, el nuevo Congreso estará buscando desafiar a las provisiones específicas en el proyecto de ley. A los fabricantes de productos médicos y las aseguradoras les gustaría rebajar los miles de millones en impuestos agregados que les han impuesto para ayudar a financiar la cobertura expandida. Un trozo de algo que es fácil de hacer en lo que incluso el Presidente Obama está de acuerdo en que debería ser modificado es una provisión de reporte de impuestos engorrosa que requiere que los negocios sometan 1099 formas con el ISR para los pagos de bienes y servicios con un valor mayor de $600 dlls, durante el año.
Los Republicanos también pueden implementar una política usada rara vez que permita al Congreso pasar resoluciones que bloqueen las nuevas regulaciones antes de que entren en vigor. Y pueden proponer reformas para las malas prácticas médicas que protejan a los médicos que siguen las guías de “mejores prácticas”.
Un primer objetivo para el hacha, según los fabricantes y proveedores, es el Consejo Consultor de Pagos Independientes (IPAB), el cual tiene amplios poderes para establecer políticas de pago para Medicare y recomendar cambios en los sistemas de pago del sector privado. Los doctores y hospitales están recelosos de la autoridad del IPAB para implementar reducciones en las tarifas, y los fabricantes temen que el Consejo proponga menores costos de adquisición de fármacos, particularmente terapias de alto costo, sin ponderar cómo estos tratamientos pueden ayudar a reducir los costos de salud en general.

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