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Volumen 17, número 4
Jul / Ago 2020 . vol. 17 / núm. 4

Opinión pública: ¿Puede la industria farmacéutica trazar un nuevo rumbo?

A medida que el alto costo de los medicamentos continúa erosionando la opinión pública, los expertos preguntan si los controles de precios son la mejor o la única forma de mejorar el acceso a los medicamentos y recuperar la confianza del público.

Por Agnes Shanley

TEMA DE PORTADA: LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA BAJO FUEGO

 
Agnes Shanley
 
A medida que el alto costo de los medicamentos continúa erosionando la opinión pública, los expertos preguntan si los controles de precios son la mejor o la única forma de mejorar el acceso a los medicamentos y recuperar la confianza del público.

La industria farmacéutica ha recorrido un largo camino desde finales de la década de 1980, cuando Roy Vagelos, entonces CEO de Merck, promovió la imagen de una industria ética y compasiva al hacer que la ivermectina, su tratamiento para la ceguera de los ríos, estuviera disponible sin costo para países de todo el mundo. En ese momento, el difunto senador Edward Kennedy calificó el acto como "un triunfo del espíritu humano" (1). 
 
Desde entonces, a medida que despegaba la publicidad directa al consumidor en los Estados Unidos de Norteamérica, la imagen de la industria comenzó a cambiar. Reforzado por la cobertura mediática de los conflictos de intereses en la promoción de productos para médicos y cuentas prioritarias, tal como el libro de Jamie Reidy, Hard Sell: Confessions of a Viagra Salesman (2), el representante de ventas farmacéuticas comenzó a eclipsar al investigador consagrado ante la percepción pública. Tal como señalaron los reguladores y académicos, la necesidad de la industria farmacéutica de controlar los costos de fabricación (3), gastando en fabricación y calidad, fue eclipsada por el gasto de la industria en otras áreas. La primera década del milenio vio críticas por la costosa presión política de la industria farmacéutica y sus prácticas de ensayos clínicos y extensión de patentes, por parte de médicos, incluyendo a la profesora de la Facultad de Medicina de Harvard, Marcia Angell. 

La publicidad negativa alcanzó un punto álgido en 2015, cuando el ex CEO de Turing Pharmaceuticals, Martin Shkreli, aumentó los precios de un antiinfeccioso de $13.50 a $750 por tableta (4); y en 2016, cuando Mylan fue criticada por monopolizar el mercado con autoinyectores de epinefrina EpiPen (5) y aumentar los precios en más del 500% en un período de nueve años; y ejecutivos de Valeant Pharma que fueron acusados de fraude (6). Ese mismo año, el Proyecto de Supervisión del Gobierno cuestionó los lazos de la FDA con la industria a través de la Ley de Cuotas de Usuarios de Medicamentos de Prescripción de los E.U.A. y su independencia científica al aprobar nuevas terapias de enfermedades raras, y también llamó la atención sobre la conexión farmacéutica con los grupos de defensa de pacientes (7).

 
Deterioro de la confianza pública 
En los últimos 15 años, las encuestas de opinión pública de E.U.A. han continuado reflejando una disminución de la confianza pública en la industria, una tendencia que se ha exacerbado por cuestiones de culpabilidad corporativa en la crisis de adicción a los opioides. En 2015, una encuesta de Kaiser Health Tracking descubrió que 72% de los ciudadanos estadounidenses consideraba que los costos de los medicamentos no eran razonables, 70% creía que las compañías farmacéuticas ponían ganancias antes que la vida de los pacientes y 25% afirmaba que les resultaba difícil pagar los tratamientos que sus médicos habían prescrito (8). 

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